Rafting por el río Magdalena

¿Alguna pregunta? nos dice el instructor, ¿puedo volverme al hotel? le contesto yo. Estoy muerta de miedo: una cosa es aceptar, así sin más, la amable invitación de Disfruta San Agustín de hacer rafting por el Magdalena y otra bien distinta es estar ya a pie de balsa, casco y chalecos colocados, oyendo el rugir de este río, uno de los más grandes de Colombia. Ay dios mío, ¿quién me manda a mí meterme en estos líos?; lo malo es que no sé cómo salir de ésta.

Con las piernas temblando y la voz que no me sale del cuerpo salto a la embarcación junto a mi amigo y socio José Luis Pastor, de See Colombia Travel, muy obedientes nos colocamos en los sitios asignados y de repente oigo la frase que termina de matarme: “Este recorrido tiene rápidos clase IV”.

En rafting el mayor nivel es clase VI así que os podéis imaginar de qué va esto: “corrientes rápidas, fuertes y muy irregulares con rocas obstruyendo el camino. En algunas partes la pendiente es muy pronunciada y se requiere resolver maniobras rápidamente y bajo presión”. ¡Mamá, ven a buscarme! Por cierto, se me ha olvidado contar que estamos bajo el puente de San José de Isnos, a unos 5 kilómetros de San Agustín, en el departamento colombiano del Huila.

Pero aquí no acaba la cosa, ya vamos río abajo y me toca memorizar todos los comandos avanzados de seguridad y precauciones: ¡Todos adentro! y hay que colocarse en cuclillas en el piso de la balsa para evitar caernos al agua; ¡Todos arriba!, a seguir remando; ¡Derecha!; ¡Izquierda!; ¡Izquierda delante! Y todo esto sin soltar el remo y evitando romperle un ojo al de al lado.

Al principio el paseo es una delicia, suavecito, controlado, pero ¡horror! llegamos al primer rápido serio: yo veo todos esos remolinos y esa espuma frente a mí y pienso: hasta aquí he llegado. Nos metemos de lleno y a por todas, la adrenalina se me dispara y remo como una loca con todas mis fuerzas siguiendo las instrucciones, la balsa parece una cáscara de nuez entre tanta agua pero salimos victoriosos de esta primera prueba y lo celebramos a grito pelado.

Esto me va gustando, claro, hemos pasado el primer rápido difícil y sigo vivita y coleando. Ya estoy mucho más tranquila así que hasta soy capaz de disfrutar del maravilloso paisaje y, además señoras y señores, estoy haciendo rafting en el mismísimo Magdalena y esto, como dicen en mi país, no es moco de pavo. Más de 10 kilómetros de recorrido, rápidos de varios niveles y hasta bañito en las heladas aguas del río: qué lujo de mañana, menos mal que acepté la invitación, superé mi miedo y decidí embarcarme. Si venís por San Agustín, sabéis nadar y no sufrís del corazón no dejéis de hacer este rafting. ¡Altamente recomendado!

Artículo escrito por Toya Viudes para su blog Colombia de Una

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